BUDISMO, BÖN, MAHAMUDRA, DZOGCHEN, FILOSOFÍA MEDITACIÓN, CONTEMPLACIÓN
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EXTRACTO DE LA MUY PROFUNDA ENSEÑANZA DE LA GRAN PERFECCIÓN, PROCEDENTE DEL CICLO DEL KÖNCHOG CHIDÜ
¡Que la mera visión o audición de estas preguntas y respuestas pueda deleitar vuestra mente!
Homenaje al glorioso Buda Nacido-del-Loto, Dorje Thötrengsäl, la naturaleza de todos los Budas, el Sostenedor del Tesoro de la Sabiduría Omnisciente.
Gracias a la fuerza derivada de mis plegarias y a la observación de mis compromisos de Samaya, yo, Nyang Wen Tingzin Zangpo, tuve la fortuna de encontrarme, a la edad de veintiún años, con el Señor de Orgyen, el Nacido-del-Loto, la emanación de todos los Victoriosos.
El potencial de mi karma me permitió visitar Dorje Den, el Trono de Diamante, en India, y recibir instrucciones de numerosos sabios. En Tíbet, en calidad de lotsawa, he traducido numerosas enseñanzas. Hasta la edad de los ochenta y cuatro años, he sido bendecido por el recuerdo casi constante del maestro Padma, quien me transmitió, en particular, el Bima Nyingthig (la Esencia del Corazón del Vimalamitra). Habiendo madurado mediante distintas iniciacianoes al Rey del Dharma, Trisongdetsen, alcancé el rango de Guru del monarca y recibí de su parte las consiguientes muestras de respeto. He alzado la bandera de la realización última en el espacio de una sola vida. Y ha sido vaticinado, además, que en la edad final seré un revelador de numerosos tesoros espirituales (termas) que aportarán un beneficio inmenso a aquellos que se hallen conectados conmigo y, de este modo, las tinieblas que se cernirán sobre todos los seres de esa época serán disipadas. ¡Qué maravilla!
Mientras nos hallábamos en las soledades de Chimpu, cerca de Samye, el Rey, los numerosos discípulos, la reina Yeshe Tsogyal y yo mismo, Nyangwen, recibiendo numerosas enseñanzas sobre el Mantra Secreto, Guru Rinpoché se dirigió a nosotros diciéndonos:
La reina Yeshe Tsogyal y Nyang Wen Tingzin Zangpo preguntaron entonces:
—Gran Maestro, se afirma que, cuando atravesamos el umbral del Mantra Secreto, debemos entregar nuestro corazón solamente al Guru. ¿Cuáles son las cualidades del auténtico Guru y cuáles son los signos que nos permiten confiar en él?
—Las cualidades del auténtico Maestro son numerosas —respondió Guru Rinpoché— pero, en esencia, tiene que haber dominado los sutras y los tantras, además de las instrucciones esenciales. Debe poseer experiencia completa de la práctica de la meditación y ser experto en aquellos métodos que resulten apropiados a las capacidades particulares de cada individuo. Debe mostrar una sabiduría insondable que se halle impregnada de compasión, poseer gran fe y haber perfeccionado, en suma, la práctica del Dharma. Si os confíais a un maestro que posea esas cualidades -que es comparable a una joya preciosa-, lograréis satisfacer todos vuestros deseos y veréis colmadas todas vuestras aspiraciones. Sin embargo, si no recibís las iniciaciones desde un principio no podréis alcanzar la verdadera realización. La iniciación y la observación de los Samayas son, por consiguiente, de primordial importancia.
—¿Quién es más importante el Maestro espiritual o el Yidam? —volvieron a preguntar los discípulos.
—Guru y Yidam no son diferentes —contestó el Maestro—, sin embargo, puesto que es el Guru quien os introduce a la naturaleza del Yidam, si podéis meditar continuamente en el Guru situado sobre vuestra cabeza, fluirán oleadas de bendiciones y todos los obstáculos serán disipados. Apegarse a las nociones de mejor o peor, de superior o inferior, es una visión errónea.
—¿Es importante la meditación sobre las deidades? —preguntaron nuevamente los discípulos.
—Sí, es muy importante porque, gracias a ella, adquirís todas las realizaciones y, en su ausencia, permanecéis confinados en el estado ordinario. La infinitud de deidades pacíficas y airadas y sus diferentes cortejos se relacionan con la multiplicidad de métodos necesarios para transformar a los seres. Puesto que en la esfera de lo Absoluto todas las deidades tienen un solo sabor, podéis meditar en el Yidam que más os plazca. Aunque las deidades se manifiestan bajo diferentes aspectos de cuerpo, palabra y mente, en realidad da lo mismo que practiquéis una sola deidad o varias porque, si obtenéis el siddhi mediante la práctica de una determinada deidad, es como si las realizarais a todas. Si comprendéis que vosotros y la deidad no sois diferentes y que el Yidam no es más que el Dharmakaya no-nacido, entonces, os hallaréis verdaderamente muy próximos a la deidad.
»Sin embargo, si tratáis dar forma a la deidad a partir de vuestro apego a sujeto y objeto, sólo lograréis crear una alternancia entre apego y rechazo y esto es un grave error.
»Si tenéis éxito en una sola recitación, habréis realizado también todas las demás. Aunque los Sugatas se manifiestan bajo la forma de diferentes Familias y Kayas, en realidad, son una misma cosa. Si comprendéis realmente esto, aun cuando pueda afirmarse que se deriva un gran mérito por meditar en todos los Budas, el mérito que se deriva de meditar en un solo Buda es realmente supremo.
—Si logramos la visión superior ¿se puede prescindir de los Yidams?
—Si habéis alcanzado una certeza absoluta en la Visión perfectamente pura, esto es, en sí mismo, el Yidam supremo. No penséis que el Yidam se reduce al aspecto formal (el Rupakaya) sino que debéis esforzaros, por el contrario, en realizarlo como el Dharmakaya. Esta es la unión indivisible de la Visión y el Yidam.
—¿No resulta inadecuado visualizar que Brahma y los diez guardianes de las diez direcciones se hallan bajo los pies de los Yidams airados?
—Se trata solamente de un símbolo del abandono del apego a la distinción entre el yo y los otros, del sometimiento de los pensamientos discursivos en el espacio absoluto y del aniquilamiento de la ignorancia y la duda. Lo único que se halla bajo los pies de la deidad es la mente ordinaria y el error de la ignorancia.
»Las deidades pueden aparecer también con numerosas cabezas y miembros y, de este modo, cuando se manifiestan con tres cabezas, éstas simbolizan los Tres Kayas; seis brazos representan a las seis paramitas; y cuatro piernas a los cuatro pensamientos inconmensurables. Por su parte, la profusión de objetos simbólicos que sostienen las deidades alude a las múltiples facetas del Dharma. Estos son solamente algunos de los numerosos símbolos mediante los que se pueden representar todo tipo de cualidades. No debemos concluir, por consiguiente, que se trata de un cuerpo ordinario y tangible. Cuando las deidades se presentan con dos brazos y un rostro, ello representa, respectivamente, la unión de los medios hábiles y la sabiduría trabajando por el beneficio de todos los seres y la inmutabilidad del Dharmakaya. A su vez, el hecho de que la deidad aparezca con dos piernas, por ejemplo, alude a la inseparabilidad de la conciencia y el espacio primordial. Pero, sea cual sea el aspecto de la deidad sobre la que meditéis, tened siempre bien presente que el Dharmakaya trasciende las categorías de bueno o malo, de grande o pequeño.
—En todas las sadhanas se menciona que el Yidam puede aparecer en visiones y otorgar enseñanzas y demás.
—Eso no es sino el Rupakaya emanando desde el Dharmakaya. No penséis que la deidad es simplemente el Rupakaya porque de hecho la deidad es, en esencia, el Dharmakaya y es únicamente en base a este último que aparecen -como la luna reflejada en el agua- los dos Kayas formales con todos sus colores, atributos, ornamentos, marcas y signos. Cuando hayáis logrado suficiente estabilidad en la meditación y realicéis que la forma carece de naturaleza propia, aparecerán todo tipo de visiones de deidades exponiendo el Dharma y otros signos. Sin embargo, si suscitáis algún tipo de apego, acabaréis convirtiendo a las deidades en demonios. Así pues, sin albergar ningún tipo de satisfacción por este tipo de experiencias, debéis reconocer que se trata tan sólo del juego de vuestra mente.
»Puesto que el Dharmakaya no se puede cuantificar, tener la visión de un Yidam equivale a tener la visión de todos los Yidams. Todas estas visiones no son más que manifestaciones de la mente. Una vez que hayáis comprendido el Yidam de este modo, no abandonéis ni os apartéis de esta comprensión ni aun a costa de vuestra propia vida hasta que alcancéis la suprema Iluminación y, entonces, todas las realizaciones vendrán por sí mismas.
»Si alcanzáis estabilidad en las Fases de Creación y de Perfección, vuestro cuerpo parecerá externamente el cuerpo de un ser humano ordinario pero la deidad habrá madurado en vuestra mente y, debido a ello, en el mismo momento en que abandonéis definitivamente el cuerpo, alcanzaréis el nivel del "Vidyadhara que ha madurado completamente la Fase de Creación de la deidad". Y, en el momento en que llegue a su fin la existencia presente, se manifestará el cuerpo bárdico de la deidad tal como es -igual que un tsa-tsa extraído de su molde- y alcanzaréis el nivel del "Vidyadhara del Mahamudra". Este estado también recibe el nombre de la "apertura del nido corporal del yogui". Así pues, en el mismo momento en que llegue la muerte os manifestaréis como el Yidam.
»Asimismo, existen ciertas deidades que son representadas con cabezas de animales y esto se hace para evocar en nuestra mente las cualidades propias de cada uno de esos animales. Los hijos híbridos emanados de la unión de las deidades como, por ejemplo, los "ogros" o los "matarifes" de Phurba o los ocho híbridos de Yangdak, son llamados thramen, que quiere decir "mezclas", porque, al igual que una aleación de plata y oro, todos ellos surgen en base a la combinación de la compasión del Padre -el aspecto del método- y la sabiduría de la Madre. Ésta es la razón de que se representen con cuerpos de deidades y cabezas de animales.
»Es únicamente por el beneficio de los seres y siguiendo las aspiraciones particulares de éstos que desde el Dharmakaya inoriginado aparece el Rupakaya de la deidad dotada de una forma y de ornamentos particulares y acompañada de su cortejo.
—Si las ofrendas y las alabanzas que dirijimos a las deidades pueden complacerlas ¿acaso no equivale esto a cualquier otro apego ordinario? Y si no se las complace de este modo ¿no puede afirmarse entonces que este tipo de acciones carece de sentido?
—En realidad, las deidades no tienen necesidad alguna de ofrendas y tampoco requieren de alabanzas. El hecho de que tengáis que visualizarlas, invocarlas, hacerles ofrendas y dedicarles alabanzas tiene como único objetivo purificar vuestra propia naturaleza. Las bendiciones y las realizaciones que recibís sólo dependen de la fuerza de vuestra devoción ferviente.
»Por muy denodados que sean sus esfuerzos —añadió Guru Rinpoché—, es sumamente difícil que quienes tratan de practicar el Dharma en lugares poblados puedan obrar por el bien de los seres si ellos mismos no han alcanzado la maduración. Así pues, esforzáos en primer lugar en obtener vuestra propia realización.
»Aunque lleguéis a obtener alguna experiencia de la verdad absoluta, si carecéis del discernimiento apropiado para practicar la vía de la acción, seréis mancillados por los venenos ordinarios. Rechazad, por consiguiente, el comportamiento de los seres vulgares.
»Si tratáis de llevar a cabo hipócritamente las prácticas virtuosas y carecéis de la suficiente aspiración, caeréis en los caminos de la mundanalidad. Abandonad, por tanto, los ocho intereses mundanos.
»A pesar de haber recibido las instrucciones profundas, si desdeñáis la compañía de la perseverancia, cortaréis la vía de las experiencias. Confíad, por consiguiente, tan sólo en aquellos métodos que os hagan progresar.
»Aunque hayáis alcanzado cierto nivel de concentración en vuestra meditación, si desconocéis cómo utilizar las circunstancias negativas en el sendero, jamás se interrumpirá el flujo de las tendencias y los hábitos. Mantened, pues, la comprensión de la naturaleza absoluta durante los períodos de postmeditación.
»Si perseveráis en las prácticas formales sin haber liberado a vuestro intelecto de todos los conceptos, acabaréis convirtiendo la realización última en un objeto de esperanza y temor. Desatad, por tanto, el nudo de la dualidad.
»Aun cuando podáis poseer un vasto conocimiento de los sutras y los tantras, a menos que realicéis el estado natural de la mente, seguiréis considerando a vuestra mente y a vuestro cuerpo como objetos ordinarios. Tened bien presente el verdadero significado de la práctica.
»Si albergáis esperanzas acerca de la realización y no mantenéis, en cambio, los puntos clave del Samaya, discriminaréis con parcialidad entre los diferentes Yidams. Mantened, por consiguiente, la pureza de vuestro continuo mental.
»En el nivel superior, no permitáis que la visión se disperse en palabras. En el nivel intermedio, no dejéis que la práctica se estanque en la indiferencia. Y en el nivel más básico, por último, examinad vuestro continuo mental y no caigáis bajo el poder de las emociones perturbadoras.
—Cuando hablamos de la sucesión de los nueve vehículos ¿se corresponden éstos con las diversas disposiciones de los seres?
—Primeramente —respondió Guru Rinpoché— viene el Vehículo Mundano de los dioses y de los seres humanos, cuya práctica consiste en adoptar las diez acciones positivas y rechazar las diez acciones negativas.
»Tenemos, a continuación, el Vehículo de los Oyentes, que meditan sobre las cuatro verdades y, dado que la comunidad monástica es el fundamento del Dharma, preservan los doscientos cincuenta preceptos del Vinaya tan celosamente como sus propios ojos.
»Viene luego el Vehículo de los Budas-para-sí-mismos, quienes contemplan la dodúcuple originación interdependiente en orden natural e inverso.
»Tenemos, después, el Vehículo de los Bodhisattvas, quienes, habiendo dado nacimiento a la Bodhicitta de la aspiración y de la aplicación, se ejercitan en la comprensión de las dos verdades y en la ausencia de los dos tipos de ego.
»Seguidamente, el Kriya Tantra se relaciona con la pureza de la liberación de los cuatro extremos.
»El Upatantra combina las características del vehículo precedente y el subsecuente.
»En el Yogatantra se practica el sendero del Samadhisattva consistente en las cinco purificaciones verdaderas.
»La práctica del Mahayoga consiste en las Fases de Creación y Perfección, de la unión y la liberación.
»La práctica del Anuyoga estriba en la inseparabilidad del espacio y la sabiduría primordial.
»El insuperable Atiyoga se halla configurado por la pureza prístina, la realización espontánea, la inmensidad que todo lo penetra y el agotamiento del intelecto.
»Todas las enseñanzas pueden ser condensadas, en última instancia, en el triple aspecto de la visión, la meditación y la acción. La visión última trasciende toda aseveración. La meditación culmen se halla libre de toda fabricación mental. El rey de la acción consiste en permanecer libres de apego y rechazo. La ausencia de hipocresía constituye la esencia del samaya. Y, por último, el fruto supremo consiste en no considerar que visión, meditación y acción difieren entre sí.
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